Misteriosos mapas cerebrales
Te damos la bienvenida a este segundo artículo de la serie Entendiendo el daño que produce la pornografía. Si aún no has leído el primer post de esta serie, te invitamos a hacerlo, ya que abordamos ciertos conceptos que vas a necesitar para entender mejor lo que vas a leer a continuación.
Desde hace un tiempo nos ha intrigado por qué el cerebro desarrolla fantasías sexuales y preferencias tan distintas entre cada individuo. ¿Por qué algunos adictos a la pornografía son atraídos por imágenes de tortura, por qué algunos desarrollan fetichismos, y otros son excitados por rasgos físicos tan específicos como el color de piel?
Según algunos investigadores, la respuesta está en la primera experiencia sexual, el primer acelerón de dopamina que acompaña a un orgasmo, que queda para siempre grabado en el cerebro como una alerta que el cerebro lee para prepararse para la reproducción sexual.
Así, por ejemplo, experiencias dolorosas sexuales (como algún placer experimentado durante una circuncisión, o un doloroso abuso sexual), relaciona permanentemente los gustos de ese hombre con el sadomasoquismo; quienes experimentaron un primer orgasmo al ver una imagen pornográfica con características de raza afroamericanas, se sentirán siempre atraídos hacia el mismo tipo de persona. Tal asociación continúa durante todo el consumo de pornografía de un hombre, reforzando cada vez más esos enlaces químicos de dopamina que marcan las preferencias sexuales de cada quien.
Este principio se llama “neuronas que se disparan unidas, se cablean unidas”. Esto es, si dos eventos suceden al mismo tiempo, nuestro cerebro los asocia creando conexiones entre neuronas. Mientras más intensos sean los eventos asociados, o mientras más se repiten, más fuerte será el cableado cerebral. Los grupos de neuronas que se han enlazado así son llamados “mapas cerebrales”.
Así, los orgasmos que suceden mientras vemos pornografía, enlazan poderosamente nuestro cerebro, conformando nuestros gustos, y trazando caminos en nuestra mente que determinarán nuestras reacciones en el futuro. Por ejemplo, si alguna escena pornográfica que viste fue en un baño, quizás la próxima vez que veas un cuarto de baño similar te sientas excitado, aunque sea un lugar completamente inocuo; como el cuarto de baño expuesto en un almacén, por ejemplo.
Compartimos contigo el siguiente testimonio para que la idea quede más clara:
“Nunca me había sentido tan incómodo en una cita médica. Tuve que consultar por una situación que estaba viviendo en mi zona genital. Ya de por sí el tema era bastante incómodo porque sabía que iban a tener que revisarme, por lo que ya me sentía muy incómodo. Recuerdo estar en la sala de espera cuando el doctor salió a llamarme para que ingresara al consultorio. Me llevé una gran sorpresa cuando me di cuenta que no era un doctor sino una doctora… y la verdad, muy atractiva.
Inmediatamente se dispararon todas esas conexiones neuronales producto de las miles y miles de horas que pasé consumiendo la típica pornografía enfermera / paciente. Fue horrible. Por más que intenté controlar mis pensamientos no pude evitar que se me acelerara el corazón y que las imágenes saltaran en mi mente. Estaba completamente condicionado por el tipo de pornografía que había visto. En ese momento estaba totalmente desorientado por lo que me había pasado, pero hoy en día me doy cuenta del gran daño que la pornografía había causado a mi cerebro, y entiendo la razón por la cual algunas personas no logran controlarse y terminan abusando de otras o cayendo en adulterio o realizando cualquier otra conducta de inmoralidad sexual”.
Cuando la compulsión de orgasmos se acompaña de la superpornografía de hoy en día, los acelerones de dopamina en el cerebro tienen el efecto de crear obsesiones con fetiches, personas, objetos o situaciones cuya simple vista o presencia pueden excitar a un individuo, como lo leíste en el testimonio anterior.
Este principio: “neuronas que se disparan unidas, se cablean unidas” se basa en el hecho de que el cerebro es flexible, constantemente cableado y re-cableado por nuestras experiencias, pues no es un órgano estático, duro e inmutable. Esto es, continúa cambiando desde nuestro nacimiento hasta la vejez.
Ahora, la pregunta clave acá sería: ¿cómo hacemos para ayudarle a nuestro cerebro a recablearse de tal manera que se debiliten las conexiones neuronales formadas por nuestro consumo de pornografía? Nuestra experiencia nos indica que la abstinencia de todo tipo de actividad sexual es necesaria para empezar a sanar. Nunca dijimos que esto fuera fácil, pero la manera de dejar de reforzar esas conexiones neuronales es cambiarlas por otras. La abstinencia es lo que te permitirá llegar a un punto cero de la hipersexualidad en la que vives (el estado de estar pensando constantemente en intenciones sexuales).
¿Entiendes de lo que estamos hablando acá? Dios te ha dado la posibilidad de deshacer intencionalmente los mapas cerebrales que has formado, y escoger nuevas opciones, actividades constructivas previamente escogidas. Esto te ayudará a vivir el principio de restauración: “las neuronas que se disparan por separado, se re-cablean por separado”. Esto es, las conexiones entre células cerebrales se debilitan y mueren al extinguirse la actividad que las mantenía unidas (consumo de pornografía), y se unen para formar nuevos mapas cerebrales (cuando haces actividades diferentes y constructivas como leer la Palabra, compartir tiempo con tu familia, hacer ejercicio, etc.).
Imagina que tu cerebro está lleno de senderos, como los que se hacen en un campo de hierba donde la gente suele transitar todos los días: el pasto ya está seco por donde pasan los pies de quienes circulan, y es necesario que la gente deje de pasar por allí para que esos senderos desaparezcan y la hierba crezca de nuevo. De la misma manera, esos senderos que la pornografía ha hecho en tu mente, distorsionando tus gustos, necesitan desaparecer, si dejas de transitar por ellos.
Esto es lo que los especialistas llaman la neuroplasticidad del cerebro. Esto es maravilloso y una excelente noticia. Damos gloria a Dios por esta tremenda capacidad que le ha dado al cerebro para ser restaurado y así volver a un estado saludable. Esta es una excelente noticia para los que están luchando con la idea de que siempre tendrán que lidiar con los mismos pensamientos de pecado o con los mismos gustos impuros o con las mismas inclinaciones pecaminosas. Sin duda alguna, el hecho de que el cerebro pueda ser sanado del daño que ha sufrido por la adicción, nos da gran esperanza de una vida de santidad y pureza.
Ahora bien, es importante que tengas en cuenta que la abstinencia por sí misma no te va a dar la libertad del pecado sexual, no es el santo grial de la pureza sexual ni mucho menos, ya que el consumo de pornografía más que una conducta es el síntoma de algo mucho más profundo que no ha sido resuelto en el interior de quien consume y acude a este tipo de material. Por ello es que se hace necesario un proceso guiado y acompañado. Sin embargo, estamos convencidos de que la abstinencia es una parte importante en el proceso de sanidad de la adicción.
