Abriendo el cofre de mis secretos

¿Sabías que desde tiempos antiguos los cofres han sido utilizados con muchos candados por fuera para aumentar la seguridad de lo que se guarda dentro? Mientras más candados y cadenas ponían por fuera más difícil era acceder al contenido del mismo.

Muchas veces tenemos ese cofre en nuestro corazón y ahí adentro guardamos secretos, aspectos de nuestra vida que nunca compartimos con nadie, algo de lo que nunca hablamos con alguien, por temor, por vergüenza o porque era muy doloroso.

Yo experimenté esto que te menciono; existían episodios de mi vida que había guardado en una sección de mi corazón, dentro de un cofre con muchos candados por fuera, que me aseguraban que jamás alguien vería lo que ahí estaba guardado. Muy cerrado, en lo más oscuro, donde no podía entrar ni un ápice de luz que los pueda exponer. Eran mis secretos mejor guardados. Yo creía que eran “mis tesoros”.

Pensaba que esa era una manera de protegerme, de estar segura y de que no me duela. En ese cofre tenía recuerdos de abusos sexuales que sufrí, pero que callé, principalmente por vergüenza, más que por miedo. Otros porque los había bloqueado y no los recordaba. Durante mucho tiempo creía que todo había sido mi culpa, que de alguna manera yo hice algo para que sucedieran los abusos. Existían también otros recuerdos que no sabía por qué me incomodaban, hasta que pude llamarlos por su nombre: abusos sexuales.

Empezar a abrir ese cofre no es tarea sencilla; sacar candado por candado, da más miedo aún. Sin embargo, déjame decirte que el inicio de la sanidad empieza cuando decides abrir ese cofre, cuando decides ir quitando cada candado, uno a uno. Es una tarea que no deberías hacer solo, Dios te ha provisto de una comunidad en Cristo, ahí encontrarás personas que Dios dispuso para ayudarte a abrir cada candado y paso a paso dejar que la luz de Cristo vaya iluminando ese lugar, dejando que esa luz entre en tu cofre y alumbre todo lo que por tanto tiempo estuvo escondido. En Libres en Cristo puedes encontrar quién pueda ayudarte a abrir ese lugar.

Al principio será incómodo, doloroso porque te sacará de donde estuviste por mucho tiempo, podrás experimentar nuevas maneras de ver esos “secretos”, dejando que tus emociones encuentren un lugar donde ser expresadas, limpiando toda aquella suciedad que se acumuló con el paso del tiempo.

Quizás tú ya abriste el cofre y te encuentras procesando, sanando cada una de esas heridas que trajo consigo el abuso. O tal vez sientes que ya estás sacando las últimas piezas que guardas.

No importa en qué parte del proceso te encuentres hoy, quiero que sepas que la sanidad completa es posible en Cristo, que abraces esa verdad esperanzadora y que esa esperanza sea el motor que te empuja a través de tus circunstancias del pasado, recordando que este viaje de sanidad no lo transitas sólo, Dios mismo va delante de ti, como lo hizo con su pueblo Israel, que caminó con ellos en medio del desierto, guiándolos de día con una columna de nubes para darles sombra en medio del sol abrazador y que de noche fue esa columna de fuego que calentaba sus cuerpos en medio del frío desierto.

En cada paso que des, Dios mismo estará contigo para darte aquello que necesites. Hoy Dios te dice: “No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará”. Deuteronomio 31:8 NTV

Abrir el cofre o mantenerlo abierto puede dar miedo, traer antiguos o nuevos temores, Dios lo sabe, por eso te anima a no temer a no desalentarte en medio del proceso de sanidad, tienes la certeza de que Él mismo va delante de ti, que no te fallará ni te dejará solo en este camino. Él ya venció y tú también conseguirás la victoria en su nombre.

Mantente firme en el momento y etapa en la que te encuentras hoy y repite que Dios va contigo como un campeón temible, peleando tus batallas. No importa donde estés ¡ya eres vencedor!